El mundo siempre busca la libertad. En medio de la opresión grande, de los sistemas que nos esclavizan, de las mentiras que nos dicen los intereses comerciales y políticos -- hay un hambre de ser libres. Libres de la pobreza. Libres de la falta de la oportunidad. Libres de la discriminación y la devaluación como personas.
Hay otro libertad que vale mas que todo. Es la liberación que Pablo describe en Gálatas capitulo 5: Hermanos y hermanas, Cristo nos liberó para que fuéramos libres. Por eso, manténganse firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.
Todos somos libres -- del pecado y de la muerte. En medio de la opresión grande, de los sistemas que nos esclavizan, de las mentiras que nos dicen los intereses comerciales y políticos -- podemos ser libres. Gozamos la liberación que nos compró Jesucristo, la liberación que el mundo no conoce y no puede dar. Por eso, tenemos la esperanza de luchar por la liberación total.
¿Para que es nuestra liberación? Sabemos lo que queremos dejar, pero ¿para que? Cuando la respuesta no es clara, Pablo nos dice que hay el peligro de "someter de nuevo al yugo de la esclavitud". Y Jesucristo dice Todo el que pone la mano al arado y mira para atrás, no sirve para el Reino de Dios.
La ironía de la liberación es que estamos liberados para elegir la forma de esclavitud que preferimos. Para seguir adelante, Pablo, en Gálatas, nos recomienda la esclavitud de amor: Ustedes, hermanos y hermanas, fueron llamados para gozar la libertad; no hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne; mas bien sean esclavos unos de otros por amor.
Libres del pecado, esclavos por amor y servicio, tenemos la liberación que nada o nadie puede robar. Estamos en el camino de la liberación de Dios.
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