El ministerio del profeta es interpretar la relación entre Dios y la gente. Especialmente cuando la gente, por las preocupaciones de su vida, se distancia del entendimiento correcto del amor de Dios. Por eso, Isaías nos recuerda que Dios es Dios de Abundancia:
Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria.
Porque dice el Señor: "Yo haré correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En Jerusalén serán ustedes consolados."
Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los siervos del Señor conocerán su poder.
Isaías (66, 10-14)
Muchas veces nos abrumamos por la escasez.
En muchas partes del mundo, incluye unas secciones de los Estados Unidos, la escasez es física. No tenemos los recursos para luchar contra la opresión o la pobreza que nos enfrentan.
Pero hay otros tipos de la escasez que nos paralizan.
Hay la escasez de la oportunidad. Tengamos sueños para el futuro; tengamos una visión del mundo mejorado; tengamos planes para el éxito de nuestra parroquia u organización : pero nunca nos presenta lo oportunidad de ejercer nuestros sueños, nuestras visiones, nuestros planes.
Hay la escasez de la energía. El ser humano no tiene una provisión de la energía sin límites. Yo estoy descubriendo que, con edad, disminuye la energía. Para mí, los mas que quema mis ideales lo menos tengo la energía para realizarlas. Dicen que la juventud está desperdiciada con los jóvenes.
Al levantar Jesús los ojos y ver que venía mucha gente, dice a Felipe: "Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?" Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: " Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco." Le uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero qué es eso para tantos?"
Jesus entendio la dicotomía entre el amor actual de Dios y lo que pensamos nosotros.
La cosecha es mucha y los trabajadores pocos.
Lucas 10: 2
Hay una diferencia entre “escasez pensando” y “abundancia pensando”. “Escasez pensando” es quedarse paralizado por lo que no tiene. “Abundancia pensando” es reconocer las posibilidades y luchar para un presente de esperanza y un futuro bueno.
Dijo Jesús: "Haced que se recueste la gente." Había en un lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los partió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda."
Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
En reflejar en este evangelio, Gustavo Gutiérrez reconocía el papel del compartir en la “abundancia pensando”:
Compartir el pan es expresión del amor de Dios, es palabra de Dios. En estos tiempos de economía neoliberal aumenta el número de los excluidos del sistema; de aquellos que no tiene parte en su circuito y en sus eventuales beneficios. Son gente prescindible; es más, representan un estorbo para el funcionamiento de la economía. No hay o hay muy pocas, se dice, posibilidades de satisfacer sus necesidades más elementales. Le invitación a saber compartir nos debe conducir a construir una sociedad sin excluidos. Gustavo Gutiérrez
Es fácil confundir cosas físicas con cosas espirituales.
La gente que recibió la abundancia en el milagro de la multiplicación de pan y pescado venía a Jesús por otra ves buscando mas milagros, mas pan, mas pescado, mas de la abundancia física.
En obras de la caridad, la gente siempre regresa para recibir más de los recursos físicos que se distribuyen. A veces, se crea una dependencia. El problema es, cuando agotan los recursos, no tienen la capacidad de proveer por sí mismo y por sus familias. Es más fácil dar comida, o ropa, o dinero, que establecer sistemas donde la gente puede mejorarse. Es más fácil parar, por el momento, la sangre, que luchar para cambo de los causas de la opresión y la pobreza.
Hay la religión falsa que es realizar nuestra dependencia a Dios solamente cuando uno Lo necesita. Pedimos por milagros para cambiar nuestra situación. A veces, sentimos decepcionados cuando Dios no cambia el curso del mundo a favor de nosotros.
Recibir la abundancia de Dios es reconocerla en la vida diaria. Es luchar, día a día, por justicia y paz, vigorizado por la conciencia de la obra de Dios en el mundo. Es alabar a Dios en cada circunstancia de la vida, sea buena o mala. Es compartir el Pan de Vida, fuente de la esperanza, del coraje, de la incansabilidad.
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