Las semanas después de Las Pascuas son el tiempo de “Mistagóguia”, es decir, tiempo de explicar a los recién bautizados la fe y, en particular, el significado de la Resurrección de Cristo Jesús.
San Juan nos dice en la segunda lectura: “Si alguien dice: ‘Yo los conozco’, y no cumple sus mandatos, es un mentiroso y la Verdad no está en él.”
Nosotros, la asamblea del Cristo Resucitado, somos testigos de la Verdad. Testificamos, no por palabras, pero por la manera en que vivimos nuestras vidas. ¿Es esta comunidad testigo de la Verdad? Si queremos liberar nuestros hermanos y hermanas de la opresión, ¿Somos nosotros libres en nuestro espíritu y nuestra corazón? ¿Hay personas que no se permiten entrar las puertas de nuestro templo por su color o clase socioeconómico? ¿Hay personas que no se permiten entrar la procesión de la Comunión porque han hecho un error en su pasado? ¿Hay personas que no se permiten entrar el santuario para ejercer el ministerio porque son casados o mujeres? ¿Como podemos ser testigos de la Verdad, si somos personas con el espíritu del opresor o si nos dedicamos a leyes opresivas?
En las lecturas de estas semanas, encontramos la presencia del Cristo Resucitado en la comunidad cristiana. La primera lectura del tiempo después de Las Pascuas, de los Hechos, describe la asamblea de los fieles que tiene “un solo corazón y una sola ama”. ¡Bienvenidos a los recién iniciados! ¡Bienvenidos a todos que buscan la Liberación y la Verdad!
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